El último disco que me ha llegado a sorprender, dentro de todos los bodrios musicales que pululan por ahí, se llama The Resistance y pertenece al grupo británico conocido como Muse. La primera vez que tuve noticia de esta banda fue en el 2001 cuando un amigo, Raul, me recomendó que no me perdiese los Conciertos de Radio3 en La 2 de TVE. Subieron al escenario tres adolescentes de miradas furtivas y con acné, con una apariencia un tanto rock-glam y que no me daban buenas sensaciones. Venían a presentar su nuevo disco Origin of Symetry (2001) y cuando me debatía entre verlos o hacer algo más productivo, empezaron a sonar y ¡bang!, fue instantáneo, las melodías surgieron y la voz dibujó (con gallos incluidos) algo que me atrapó y me hizo quedarme sentado en el sofá sin poder despegar los ojos de la pantalla. Tres mendas: Matthew Bellamy guitarra, teclados y voz, Chris Wolstenholm bajo, teclados y voz, y Dominic Howard batería y percusiones, se subieron al escenario y comenzaron a tocar tema tras tema. Me llamó poderosamente la atención esa forma de fundir rock con música clásica, o tocar música clásica como si fuera rock. No es la primera vez que se hace esto. Ya en 1975, Freddie Mercury, lider y cantante de la banda Queen, compuso el tema "Bohemian Rhapsody" del albún "A nigth in the opera" donde se mezcla ópera, un solo a capella y heavy metal, además no posee estribillo saliendose de la estructura de la música pop. El estilo de Muse estaba claro música clásica del periodo romántico y postromántico que recuerdan a autores rusos como Chaikovski con la contundencia del ritmo del rock. En algunos temas más que en otros se deja ver esta influencia, no sólo en el sonido si no también en la forma de entender las composiciones con sus oberturas, desarrollos y desenlaces. Al mismo tiempo tiene ese regustillo de las grandes películas de ciencia ficción como Odisea 2001 o de otras de más marcado carácter de serie B (por favor, no os perdáis el vidéo de "Knigts of Cydonia" una verdadera epopeya de wester-futurista-de artes marciales, ¡casi ná!).
Además, no se cortan en utilizar instrumentos como órganos de iglesia junto a guitarras distorsionadas. También nos presentan temas muy bien orquestados, con sus secciones de cuerdas y vientos. Música, en definitiva, para cerrar los ojos y dejarse llevar, imaginando que atravesamos el universo sin prisas disfrutando de planetas, cometas, satélites y naves espaciales. Si tenéis la asignatura de música probar a llevar el disco en clase y compartirlo con vuestros compañeros y vuestro profesor, seguro que les mola.
Esta es la discografía de Muse:
¡¡¡Disfrutad del rock contundente y enérgico de esta banda inglesa y no perderse sus actuaciones
en directo que son puras descargas de adrenalina en un escenario!!!
¡¡¡Larga vida al Rock&Roll,
larga vida a Muse!!!
