viernes, 31 de julio de 2009

Siete prendas, un velero y dos islas: Las Pitiusas


Pitiusas es el nombre que reciben las islas de Ibiza (Eivissa) y Formentera en griego por estar pobladas por pinos, pitys, registrado por Plinio el Viejo, autor romano del siglo I d.C. Son en estas dos islas donde hemos realizado nuestro viaje a bordo de un velero de 12'5m de eslora (de proa a popa) de nombre Idamur y gobernado por un excelente marino de Donosti (San Sebstián) llamado Urko.

A bordo de Idamur, se enroló una tripulación de lo más variopinta, a saber:
  • Sonsoles, salmantina afincada en Sevilla y a quién le debo haber participado en esta aventura, compañera de piso y gran amiga mía.
  • Xabier, tio grande donde los haya, natural de Gazteiz (Vitoria) pero reside y trabaja en Barcelona como piloto comercial.
  • Ruth, Marga y Nere, tres preciosas y encantadoras chicas del norte, también de Vitoria.
  • Urko, como dije capitán del Idamur, profesor de educación física y marino de vocación, buen guitarrista pero mejor marino, natural de Donisti.
  • Y un servidor, cordobés de nacimiento, malagueño de adopción y como sabeís currante en Sevilla (My wheapon!!!)
De izquierda a derecha:
Xabier, Nere, Marga, Urko, Lolo, Ruth y Sonsoles.

Cuaderno de Vitácora: Día 1.

Nuestro periplo comienza en Porroig, una preciosa cala situada al Suroeste de la isla de Ibiza donde nos recibió Urko y embarcamos en el Iramur. El día anterior lo pasamos en la ciudad de
Ibiza soporta
ndo una terrible
tramontana (viento fuerte del norte), lo que no aguraba nada bueno, pero amainó al amanecer. Porroig es una hermosísima cala, usada como fondeadero por veleros y otras embarcaciones; aguas transparentes, praderas de poseidonias (plantas subacuáticas, no confundir con algas), multitud de peces, esponjas, estrellas de mar,... una flipada para bucear!!!, de hecho mi espalda
se recalentó trás mas de hora y media de buceo sin protección solar, psssssss! En esta cala, a 20 metros de nuestro barco, estaba fondeado el barco de los hermanos Gasol,
con una tripulación de hermosas sirenitas; ¡no viven mal, los chavales!. Un saludo desde aquí al Lord of the Ring.
Tras la comida zarpamos en dirección Sur hacia Cala Salinas, un fondeadero de arena blanca
protegidos de los vientos del norte. Fue en esté momento cuando Urko me dejó gobernar a Idamur con todo el velamen desplegado, haciendo renacer la sangre marinera que corre por mis venas. (¡¡¡Capitán Cachalote al timón!!!)
Aquí nos acercamos hasta la playa a un chiringuito para refrescarnos el gaznate a base de mojito, coctail caribeño (cubano) a base de ron, limó
n, hierbabuena, azucar y soda. De regreso al barco cenamos y nos pusimos a descansar hasta el día siguiente.




Cuaderno de vitácora. Día 2.

Amanece en Cala Salinas y yo me pego un baño matutino. Tras el desayuno levamos anclas y nos dirigimos rumbo al Sur, a la isla de Formentera, hacia una de las playas más increibles de todo el
Mediterráneo: Cala Saona.
Lo primero que llama la atención es la trasparencia de sus aguas
color turquesa, con un fondo de arena blanca. Está hasta arriba de barcos fondeados y es uno de los destinos más buscados por los navegantes. Nadar en esas aguas es igual que hacerlo en una piscina por la claridad del agua y por su temperatura, pero sin olor a cloro y con una extensión un "poquitín" mayor. Aquí hicimos el
ritual de ver la puesta de sol y desgustamos unos ricos arroces del terreno. Hicimos noche y descansamos para la siguiente jornada.





Cuaderno de vitácora. Día 3.


Tras el desañuno zarpamos con rumbo a un pequeño islote situado entre Ibiza y Formentera, llamado Els palmadors. Se trata de una pequeña isla nombrada Parque Natural en los años 80's y los cinéfilos la reconeceran en la película "Lucia y el Sexo". Está unida a la isla de formentera por una lengua de arena de unos 200 metros que durante la marea baja se puede atravesar llegando el agua a la cintura. Sus playas nos recuerdan al caribe: arena blanca,
salpicada por cristales rosas procedentes del coral rojo erosionado, aguas turquesas, transparentes y cálidas. Su vegetación es la típica del paisaje costero de dunas. Llama la atención también una laguna interior salina que en verano esta seca y que tiene un lodo
arcilloso que la gente suele usar como cosmetico para su piel y que nosotros, claro está, nos embadurnamos con el. Pero atención: huele a azufre o a huevos podridos y dura el olor un dia entero, asi que vosotros mismos.


Cuaderno de vitácora. Día 4.

Tras nuestros baños matutinos y un abundante y nutritivo
desayuno, zarpamos rumbo a la costa Norte de Formentera, a otra
preciosa playa de arenas blancas y aguas turquesas y transparentes llamada Cala Sabina. Su nombre lo recibe precisamente de las sabinas, árbol de tipo arbustivo muy resistentes al viento y a la falta de agua. Sus troncos se retuercen formando curiosas formas. Esta cala es muy frecuentada por gente de pasta y bastante snobs, exibiendo enormes y lujosos barcos y luciendo palmito en cubierta. Aun asi desembarcamos en un chiringuito llamado Tiburón, que se parece en nada a un
chiringuito: reservas, matón con pinganillo de portero, cervezas a 3'50€!!! Eso si, la puesta de sol preciosa, magnífica. La arena y el agua espectacular, las sabinas geniales,... Pero decidimos fondear en un sitio más tranquilo, al Noroeste de Formentera, llamado Punta de sa Pedrera, mucho más tranquilo.



Cuaderno de vitácora. Días 5 al 8.

Abandonamos la isla de Fromentera en el Sur y nos dirigimos rumbo Noroeste buscando el norte de la isla de Ibiza. El trayecto fu el más largo del viaje, tardando cerca de 4 horas, pero el paisaje merecía la pena: costas abruptas con gigantes acantilados, con una tupida vegetación de pinos que dan a la isla un aspecto de selva impenetrable.
El primer destino fue Cala Bassa, paraje idílico y muy visitado por los marinos. Aquí disfrutamos de un buceo espectacular en una cueva semisumergida. Al día siguiente llegamos a Port de San Miquel, dos calas situadas una al lado de la otra y donde hacer snolker es una delicia. Tube la oportunidad de recoger orejas de mar, ver multitud de coral rojo y jugar un rato con una sepia (un animalito de lo más inteligente).
Al siguiente dia llegamos a unas de mis calas favoritas, situada junto al Cap d'Aubarca, aguas hipertransparentes y haciendo snolker pudimos ver una raya. Yo recogi cañaiñas para la cena, riquisimas!!! El último día estubimos fondeados en Cala Gració, junto a Sant Antoni, una cala pequeñita pero preciosas con un chiringuito muy bien montado y donde nos despedimos de
nuestro periplo por las islas, al día siguiente desembarcariamos en el Port de Sant Antoni y de aqui rumbo al aeropuerto de Ibiza. Lo malo de los viajes y de las vacaciones es que se suelen acabar. Pero en fin, la experiencia y el recuerdo permanecen para siempre. Un consejo: no seas
materialistas, pero si algun dia teneis algo de dinero, gastarlo en viajar, la mejor inversion del mundo.